La fertilidad en una copa de vino

LA FERTILIDAD EN UNA COPA DE VINO

Las plantas gozan de una propiedad única del resto de seres vivos: la capacidad de transformar la energía luminosa que reciben en materia, en masa vegetal ¡qué proceso más extraordinario!

Las viñas no solo con los fertilizantes y los cuidados contra enfermedades sino también porque con sus hojas como radares biológicos captan la energía del cosmos, son capaces de producir uvas cargadas de sustancias entre ellas, aromas y sabores.

Siendo importante la cantidad y regulación de esta energía, que determina el ámbito geográfico del cultivo de la vid en el planeta, es esencial la calidad de esta energía ya que activa directamente junto a las condiciones de tamaño y de la variedad en el carácter de los aromas y sabores. ¡Cómo sino se formarían los aromas primarios o varietales de manera natural!

La agricultura biológica que contempla la integridad del proceso productivo entre el cielo y la tierra, preserva con sus fertilizantes naturales, la fecundidad natural de los campos. Evitando estrés productivo y favoreciendo la rusticidad y el vigor natural criamos viñedos sanos.

Practicar la agricultura biológica para nosotros no es moda o búsqueda de nichos de mercado es un compromiso con el respeto del medio natural y los ciclos y ritmos que determinan la vida. Comprender que esa energía o fuerza vital del cielo y la tierra, se va a transmitir desde el viñedo a la copa de vino que nos llevamos a los labios, nos hace responsables para evitar toda manipulación y nos da la energía de la pasión para trabajarlos y traspasar a esa copa la energía recibida.

 

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